lunes, 6 de agosto de 2007

Aliento mis zapatos pensionistas y feriados
a pasear las dos suelas de mi dolor,
silbantes, barienclìticas;
de entre atràs adelante endulcorada agonìa le amarro
su cuello y canto
canto mi diente pùo
mi sangriento licor hasta escurrìrsele el alma

a cuestas el petròleo sonoro mecha
las limosnas, la moneda erecta, que en tus
manos enciènde los faros de làgrima,
del puñal arraigado,
ploriferado, oscurece en su llama

y...(pensando en negativo) soy el antisoy,
la vida despeinada, asesina
a tambor de estòmago:
suela flama y carne.

1 comentario:

Pável Jáuregui dijo...

Me llama la atención el ritmo de tu poesía... me parece que podría mostrar todo su brillo si comenzara a apuntar hacia el mundo.

Saludos